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Pese a que Zaragoza acogerá la futura Expo el próximo mes de junio, su relación con la cultura continua ambigua. La postura oficial es que Zaragoza apuesta por la cultura, es una ciudad plural y abierta que aboga por el cambio y la evolución. Pero esa no es la realidad.
Uno de los sectores más perjudicados por la política cultural maña son los jóvenes grupos de música. Estos no tienen medios para salir a delante, y pese al gran talento que poseen, el Ayuntamiento les da la espalda. Los jóvenes intentan luchar por unas instalaciones más dignas y eficientes, aunque de momento todo queda en saco roto.
Los locales que prestan las mejores condiciones para ensayar cuestan alrededor de 350€, tiene un horario determinado que finaliza a la una de la madrugada, y ni siquiera disponen de llave propia para mantener sus instrumentos a resguardo. Además los locales no alcanzan ni los 20 metros cuadrados.
¿El resto de instalaciones? Habitaciones precarias y compartidas, sucias, amplificadores inhabilitados, instrumentos tercermundistas...Y de la insonorización mejor no hablar. Por lo cual solo se prestan dos opciones, pagar un precio desorbitado por unos servicios deficientes o solicitar los locales ofrecidos por el Ayuntamiento que no alcanzan ni los servicios básicos.
Pese a que Zaragoza acogerá la futura Expo el próximo mes de junio, su relación con la cultura continua ambigua. La postura oficial es que Zaragoza apuesta por la cultura, es una ciudad plural y abierta que aboga por el cambio y la evolución. Pero esa no es la realidad.
Uno de los sectores más perjudicados por la política cultural maña son los jóvenes grupos de música. Estos no tienen medios para salir a delante, y pese al gran talento que poseen, el Ayuntamiento les da la espalda. Los jóvenes intentan luchar por unas instalaciones más dignas y eficientes, aunque de momento todo queda en saco roto.
Los locales que prestan las mejores condiciones para ensayar cuestan alrededor de 350€, tiene un horario determinado que finaliza a la una de la madrugada, y ni siquiera disponen de llave propia para mantener sus instrumentos a resguardo. Además los locales no alcanzan ni los 20 metros cuadrados.
¿El resto de instalaciones? Habitaciones precarias y compartidas, sucias, amplificadores inhabilitados, instrumentos tercermundistas...Y de la insonorización mejor no hablar. Por lo cual solo se prestan dos opciones, pagar un precio desorbitado por unos servicios deficientes o solicitar los locales ofrecidos por el Ayuntamiento que no alcanzan ni los servicios básicos.
Daniel Valer, miembro del joven grupo aragonés El vicio del duende, explica su situación ante el local donde ensaya.
2 comentarios:
Me parece un tema muy interesante Lur, es una pena que suceda esto hoy en día la verdad. Debemos apostar por las nuevas genreaciones, pero bien, no así.
Igual que en el otro post te dí la enhorabuena aquí te echo la cantada. Primero has puesto alguna coma de más, segundo los enlaces de Zaragoza y Ayuntamiento no tienen demasiado sentido (a mi parecer) y tercero no puedo ver el vídeo (no sé que pasa con los vídeos colgados en blogger). Enfadadico me tienes. Un saludo con cariño. Sesé
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